Liz Claiborne actualiza sus sistemas de información
Liz Claiborne diseña y comercializa una
variedad de prendas y accesorios femeninos, organizados en versátiles
colecciones que van de lo informal a lo formal. También diseña y comercializa
ropa y artículos masculinos y fragancias para damas y caballeros. En uno de los
años más recientes, sus ventas netas ascendieron al nivel récord de 2400
millones de dólares.
A nadie que alguna vez haya intentado
seguir las tendencias de la moda le sorprenderá saber lo que impera en la
actual industria del vestido es el cambio, que sin embargo no se limita al
diseño de prendas, pues la estructura y naturaleza de las ventas y la
manufactura también están transformándose. Las fronteras geográficas han
desaparecido. Las restricciones están en retirada. Sobre todo, hoy los
consumidores buscan versatilidad y valor y son ellos, no las tiendas o las
fábricas, quienes definen esas cualidades.
Por ejemplo, la actual tendencia hacia el
atuendo informal es un intento por simplificar un modo de vivir crecientemente
complejo. Esta modificación de prioridades significa que los consumidores son
menos leales a marcas y tiendas, y al mismo tiempo más exigentes y sensibles a
las limitaciones de tiempo.
Para mantenerse a la altura de los cambios,
Liz Claiborne ha sometido a análisis la totalidad de sus procesos
administrativos. Como resultado de ello, en la actualidad concentra sus
esfuerzos en la simplificación de lo que mejor sabe hacer y en asociarse con
otras empresas, mediante convenios de licencias y subcontratación
(outsourcing), para el desempeño de las actividades en las que carece de
experiencia, desde la comercialización de relojes hasta la producción de
calzado y artículos para el hogar. Entre sus metas corporativas específicas
están la duplicación de sus ingresos a más de 4000 millones de dólares para el
año 2000, reducir sus costos de operación en 35 millones de dólares al año,
acortar el período que transcurre entre el diseño y la existencia de un
producto y mejorar sus comunicaciones con sus clientes.
Para alcanzar esas metas, Liz Claiborne ha
emprendido una amplia reforma tecnológica, la cual resultará en el reemplazo de
más del 80 % de sus procesos administrativos, sistemas de información
comercial, hardware, programas de software, bases de datos y recursos para
redes. Incluso su personal de SI se verá afectado por esta readecuación, dada
la necesidad de capacitarlo en el manejo de la nueva tecnología y que identifique
los nuevos papeles que deberá asumir.
Asombrosamente, uno de los principales
retos de este proceso de transformación no será instalar o mantener nuevas
tecnología, sino la coordinación entre ésta y las necesidades de la empresa, y
el adiestramiento de los empleados para enfrentar el cambio. “De lo que
muchas organizaciones no se percatan es de que si no controlan el aspecto
administrativo de un cambio tecnológico, se exponen a fracasar aún si tienen
éxito en el aspecto tecnológico”, comenta Naome Karten, asesora de la
compañía.
Liz Claiborne ha desarrollado herramientas
basadas en la Web para mejorar sus comunicaciones con proveedores y tiendas.
Una aplicación basada en la Web permite a las tiendas rastrear sus órdenes de
compra y verificar al instante el estado de sus transacciones, proceso que
antes se realizaba por teléfono. Más del 60 % de los pedidos de los clientes se
efectúan ahora por medios electrónicos. Asimismo, esta compañía invirtió
grandes cantidades en software para el rastreo de materiales en todo el mundo y
una mejor comunicación con prestadores se servicios, socios manufactureros y
controladores de carga. El proceso de diseño también ha resentido los efectos
del cambio tecnológico. Antes, Claiborne basaba sus diseños en bocetos
elaborados a mano por organizaciones externas. Hoy emplea sofisticadas
herramientas de software en favor del proceso de diseño. En el pasado también
debía ocuparse de que ejecutivos de tiendas visitaran sus instalaciones para
conocer sus nuevos diseños, mientras que ahora los remite electrónicamente a
través de la Web, con lo que ahorra tiempo y dinero. Esta tecnología de enlace
en red, llamada LizCADalyst, permite la transferencia mundial de información
referente a telas y diseños.
1.- ¿Qué
cree que signifique el comentario de Karten de que “de los que muchas
organizaciones no se dan cuenta es de que si no controlan el aspecto
administrativo de un cambio tecnológico, se exponen a fracasar aún si tienen
éxito en el aspecto tecnológico”? ¿Cómo se aplica este juicio al caso de Liz
Claiborne?
Según Vigostsky, todo sistema tecnológico
depende de tres aspectos: Los conocimientos, los procedimientos y los medios técnicos.
La implementación de un nuevo sistema por lo tanto, no sólo dependerá de los nuevos
medios técnicos (software, hardware, redes de datos, análisis de sistemas, e-procurement,
etc.) sino que será tan eficaz como lo sean las capacidades de adaptación de
las personas al nuevo sistema. Toda empresa que lleva un tiempo de
funcionamiento, desarrolla ciertos vicios procedimentales, costumbres, modos de
hacer las cosas. No es sencillo re-acostumbrar a los empleados a los nuevos
procedimientos; se requiere un tiempo de capacitación y entrenamiento en situación
(aprendizaje situado).
2.- Liz
Claiborne ha hecho una importante inversión en actualizar sus sistemas de
información. Si Usted tuviera que justificar esa inversión frente al consejo de
administración de la compañía, ¿qué diría?
Diría que los nuevos tiempos exigen a la compañía
una importante decisión: seguir las tendencias del mercado mundial,
aprovechando las nuevas herramientas TIC para adaptarse a los cambios o
permanecer como hasta ahora, con el serio riesgo de que la competencia nos
termine derrotando. Estos importantes cambios que vamos a emprender, nos
posicionaran de manera privilegiada en el sector, ayudándonos a mantener
nuestra cartera de clientes y ampliando mucho más nuestras capacidades,
mediante el uso de recursos como programas de diseño de indumentaria, compras
on-line, comunicación con los proveedores, etc. Todas estas herramientas nos
permitirán una rápida expansión sin necesidad de contratar más personal ni
adquirir nuevos bienes de uso, inmuebles, depósitos ni oficinas.
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